lunes, 5 de noviembre de 2012

Tu vecino el hipopótamo

Un vez comprendí que había visto todo lo que tenía que ver en la Wild Coast, y que si permanecía allí una semana más iba a verme seriamente afectado por la “Fiebre Pondo”, decidí tomar un autobús, salir de la región del Cabo Oriental y, tras pasar un puerto de montaña con toda la niebla y la lluvia que uno espera de la primavera sudafricana, entrar en la región de Kwazulu-Natal, la más al este del país.

No alimentes a los cocodrilos. Ajá
Cuidado: mascotas sueltas por la playa
El día de Navidad de 1497 el explorador portugués Vasco de Gama divisó la costa de este territorio y decidió ponerle el nombre de Natal (Navidad en portugués). Siglos después, el pueblo Zulú, a las órdenes del Rey Shaka (que algunos recordarán por la serie de televisión ShakaZulú), provocó el pánico y fue el terror de los pueblos vecinos, dada la ferocidad de Shaka y sus gentes. Los ingleses tardaron 300 años en conquistar este territorio y tras el fin del Apartheid, en 1994, la región se rebautizó como Kwazulu-Natal, en ,honor al pueblo Zulú y también al nombre dado por Vasco de Gama hace ya más de 500 años. Y aún hoy, la zona de Zululand y el legado del pueblo Zulú sigue siendo de lo más interesante de esta región.

Sin tiempo más que para conseguir mi visado de Mozambique, abandoné Durban, la tercera ciudad del país y que algunos futboleros recordarán por ser la sede en la que Españajugó su primera fase en el Mundial de Fútbol de 2010. Mis escasas horas en esta ciudad bastaron para constatar que, como dicen, es la ciudad con mayor población india del mundo fuera de India, y que su puerto es de los más importantes de todo el continente africano. Más allá del curry, de su flamante nuevo estadio de fútbol y de sus posibilidades como destino marítimo, la ciudad no ofrece mucho más, por lo que emprendí camino a la zona de Santa Lucía, unos 100km al norte de Durban.

Consejitos por si te cruzas con
el hipopótamo
Santa Lucía es Patrimonio Mundial de la Unesco, comprende cientos de miles de hectáreas de zonas protegidas, ecosistemas delicados, arrecifes, playas, bosques y muchos lagos. a lo largo de 280 km de costa. Se podría decir que su capital es el Estuario de Santa Lucía, donde comienza una playa kilométrica, virgen, con desembocaduras de varios ríos a su alrededor y varias reservas de animales. Pero lo que realmente llama la atención de Santa Lucía es que animales salvajes, en concreto los hipopótamos y los cocodrilos, forman parte del paisaje urbano y, al parecer, gozan del mismo estatus que los propios vecinos de la ciudad. Uno encuentra cómico el cartel en el hostel que avisa de la presencia de hipopótamos en las calles (recordemos que se trata de uno de los animales que más muertes causa al año en el mundo) y que aporta ciertos consejos en caso de cruzarse con uno. También parece ridícula, una broma, la señal que prohíbe alimentar a los cocodrilos, como si esta fuera una actividad de lo más habitual y uno llevara a sus críos a darle un poco de pan a los cocodrilos que se encuentra en el camino. Pero es que es así: los hipopótamos andan por las calles, cruzan la carretera para ir de un lado a otro del estuario, aparecen en la playa sin previo aviso y por supuesto campan a sus anchas en la orilla del río. Sí, vi hipopótamos y seguí los consejos de seguridad: no acercarme, no interponerme entre ellos y el agua, no alimentarles ni pedirles que levantaran la patita. Como no alquilé una bici no tuve que preocuparme por no circular con ella por la noche, cuando un hippo es prácticamente invisible y un choque contra uno de ellos es, con certeza, lo último que se hace en esta vida. Cocodrilos no me encontré, lo reconozco, pero en cualquier caso tampoco me hubiera puesto a darles de comer. Al parecer ya tienen bastante con los peces del estuario y algún que otro turista que, de vez en cuando, se empeña en no seguir las recomendaciones y, posiblemente borracho, se acerca a acariciar a estas simpáticas criaturas.  

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