martes, 16 de octubre de 2012

Sudáfrica, capital Pretoria

Por segunda vez dejé atrás Botsuana y su aburridísima capital para, 5 semanas después de que saliera de Ciudad del Cabo a principios de septiembre, volver a Sudáfrica. El autobús me llevó directamente a Pretoria, apenas a 50 kilómetros de Johannesburgo, aunque algunos creen que las dos ciudades (sobre todo la segunda) crecen tan deprisa que en unos años se convertirán en una única y gigantesca metrópolis de millones de habitantes.

Museo de la policía
Pretoria jamás estuvo en mis planes de viaje ni aparece en ninguna de la guías ni las bocas de los viajeros como un lugar apetecible. Pero como la buena suerte me acompaña, en Namibia tuve la fortuna de conocer a Alan y Margareth, un matrimonio sudafricano que me invitó a su casa y yo, cómo no, acepté la invitación. Así que me instalé en Pretoria, en una casa de lujo comparada con los estándares de mi viaje, en una zona residencial rodeada de vallas de seguridad y con comodidades nunca vistas hasta ahora como ¡una lavadora!

Torturas llevadas a cabo en la época del Apartheid
Así que mientras mi ropa se lavaba y mi cuerpo dormía en una cama por primera vez en 15 días, aproveché para visitar la capital de Sudáfrica (sí, amigos, ni Johannesburgo ni Ciudad del Cabo, la capital es Pretoria) y descubrir que, por poco que hablen de una ciudad en una guía de viajes, siempre tiene algo que ofrecer. Y así fue como descubrí el curioso Museo de la Policía sudafricana, donde debí de ser el primer visitante del mes, y aprender cómo se las gastaba la policía del país en la época del Apartheid. Su colección de vehículos policiales, desde un camello hasta el Mercedes blindado para llevar a Mandela, no tiene desperdicio.

Monumento Voortherker
Y así también fue como descubrí la Casa de Paul Kruger (creo que no es familia de Freddy), un afrikáans que debió ser el dueño del cortijo hace un par de siglos; el Museo de Antropología, que a pesar de dar muestras de desgaste y envejecimiento sigue siendo muy didáctico; y, sobre todo, el gigantesco y sobrio edificio Voortherker, construido a mediados del siglo XX como homenaje a la cultura afrikáans (los blancos, vaya) de Sudáfrica. Un gasto enorme de oro y mármol donde, una vez al año, coincidiendo con el momento exacto en que el sol entra por una rendija del techo e ilumina la inscripción central del edificio, una multitud blanca celebra su momento de gloria y nostalgia.

Pretoria es sobre todo una ciudad en la que se puede pasear, a lo largo de su Paul Kruger St., pasando por su enorme Church Square y de camino a los barrios más pijos del este. Y en donde un blanco puede coger también el transporte público, a pesar de que los blancos que viven en zonas residenciales se asombren de ello y se sorprendan de que sigas con vida y cartera después de la experiencia.

Gracias Alan y Margareth por acoger a un semidesconocido en vuestra casa, darle las llaves de vuestro hogar y dejarle a solas con vuestra “empleada del hogar”, Melvin, una negra parlanchina y encantadora que cada mañana coge dos trenes y anda media hora para llegar hasta allí. Y es que la capital de Sudáfrica no es diferente de los dos mundos que existen en este país. Aunque sea necesario pasar unos días en Johannesburgo para darse cuenta de ello.  
Gracias Adam y Margareth por vuestra hospitalidad

2 comentarios:

  1. Its nice to see that you enjoy uour trip Sergio. I agree, Pretoria can be a bit boring but it has changed a hell of a lot over the last 18 years. Buen continuacion

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  2. En varias ocasiones he tenido la tentación de escribir en alguno de tus post,en aquel aperitivo de Ucrania o en otros de los que no he sido protagonista pero que no me hubiera importado serlo.Pero en esta ocasión no lo dejo pasar.En esa ciudad,en ese Estadio, vivimos unas horas de auténtica locura: primero euforia,luego angustia y finalmente éxtasis...Hoja de ruta de casi todos nuestros viajes juntos:Moscú,Ginebra,Varsovia,Kiev y desde luego Joburg...espero añadir más nombres a esa lista antes que tarde.Mientras tanto seguiremos cambiando de vida,por separado y juntos.Te espero en Madrid.
    Álvaro Santos.

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Gracias por comentar mi blog. Gente como tú hace que siga teniendo ganas de seguir escribiendo y me da fuerza para continuar con mi viaje.