martes, 2 de octubre de 2012

Chobe bien vale un par de viajes en autobús


Si asumimos que el Delta del Okavango es la mayor atracción turística de Botsuana, debemos entonces aceptar que el Parque Nacional de Chobe ocupe la segunda posición y que, visto lo que yo vi, compita desde luego con el resto de los grandes parques de África del Sur, incluyendo Etosha.

Los hipopótamos campan a sus anchas en el río Chobe
Disfrutar de Chobe viniendo desde el Delta del Okavango siendo un mochilero que viaja en transporte público tenía un precio: acoplarse al modo de viajar de los locales. Entre Maun y Kasane (puerta de entrada a Chobe) hay unos 300km en linea recta, pero imposibles de realizar en carretera porque sencillamente esta no existe. Por lo tanto, hay que ir a Nata (300km) para allí tomar otro autobús a Kasane (300km). Y la experiencia es de las que no se olvidan. El autobús de Maun sale a las 6.30h de la mañana. Es un autobús grande donde el primero que llega ocupa asiento, y el que no, se queda de pie. “Será sólo un rato”, pensé yo. Pues no, los 300km de trayecto de pie, dejando paso a los dos (no uno, no, dos) revisores que van cobrando una vez el autobús se ha puesto en marcha, en lugar de hacerlo a la entrada, y dejando paso a los vendedores de sándwiches, chocolatinas, plátanos, agua o periódicos que se pasean por el estrecho pasillo del autobús.

Cuando uno piensa que es difícil superar tal escena, no tiene que esperar más que unos minutos y comprobar que, en Nata, los minibuses (para unas 15 personas) que salen destino a Kasane se rigen por las mismas normas: primero que entra primero que se sienta. Y cuando uno viaja con un grupo de occidentales empeñados en arrastrar sus voluminosas mochilas que rivalizan en tamaño con las bolsas de las mujeres botsuanas, el trayecto se convierte en una pintoresca escena en la que uno se ve obligado a dejar su macuto en el pasillo para que los demás pasen por encima de él y cargar sobre sus rodillas un par de macutos más que literalmente no caben en otro sitio. Si tuviera foto de la escena de todos modos no se me vería la cara.
Los elefantes a punto de cruzar el río Chobe

Pero los 600km de autobús se olvidan pronto cuando uno llega a Kasane con el tiempo justo para tomar el “Sunset Boat” o barco del atardecer que surca las aguas del río Chobe y contempla atónito el espectáculo de los cientos de elefantes, cebras, jirafas, búfalos y sobre todo hipopótamos que nadan de un islote a otro. El río Chobe es la frontera natural entre Namibia (a la altura de la franja de Caprivi) y Botsuana, pero apenas unos kilómetros más allá se encuentra la frontera con Zambia y Zimbabue. Un safari o “game drive” sobre el agua que nada tiene que envidiar a los que se hacen con el 4x4: el barco para, retrocede, busca los animales, les deja que pasen nadando de un lado a otro del río, deja un tiempo para las fotos a los turistas y continúa su marcha hasta que el sol se pone por completo.

También me encontré a Simba en Chobe
Al día siguiente, aprovechando el amanecer, es cuando se suele visitar el Parque Nacional de Chobe, orgullo de Botsuana, con agua todo el año y por lo tanto el lugar con la fauna más variada del país. Chobe es más compacto que Etosha, con mucha más vegetación y más agua. ¿Se ha grabado ya la segunda parte del Rey León? Porque sin duda Chobe sería un buen lugar para hacerlo.




Uno nunca sabe cuándo va a conocer nuevos compañeros de viaje
Y así, ya acompañado de quienes iban a convertirse en mi sombra en los próximos días, es como terminaron mis escasos días en Botsuana, aunque uno nunca sabe cuándo ni por qué va a querer regresar a un país.

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