viernes, 5 de octubre de 2012

Cataratas Victoria, supongo


¿Cómo empieza uno un post sobre las Cataratas Victoria? ¿Cómo se atreve uno a escribir sobre un lugar tan especial para gente que en su mayoría no ha estado aquí? ¿Cómo ser original sin abusar de los superlativos?

En memoria del explorador Livingstone
Las Cataratas Victoria, Victoria Falls en inglés (o simplemente Vic Falls) es probablemente el lugar natural más impactante que haya visto, aunque es posible que no haya viajado lo suficiente. Geográficamente es un accidente impactante, con cifras que impresionan: más de kilómetro y medio de ancho y con una altura de 110 metros de altura. Políticamente es la frontera entre Zambia y Zimbabue y, entre ambos, un hermoso puente sobre el que todo parece confluir. En 1855, el famoso Dr. Livingstone (sí, el del “Livingstone, supongo”) fue el primer occidental que las vio y se dice que pronunció la famosa frase que ahora acompaña su estatua en la isla que lleva su nombre: “imágenes tan bellas como estas deben hacer que los ángeles miren desde arriba”.

Mi visita a las Cataratas Victoria ha tenido lugar en octubre, esto es, el final de la temporada seca. Dentro de pocas semanas las lluvias empezarán a caer sobre la zona, aumentando el caudal del río Zambezi y por lo tanto multiplicando por 15 o 20 el torrente de agua que, proveniente de Zambia, caerá por esos 110 metros de cascada a lo largo de un cañón de kilómetros de distancia, en su camino hacia el océano Índico. Esto significa que mi recuerdo de las cataratas será el de poca agua caer, pero eso no compromete su belleza ni mucho menos las cosas que uno puede hacer en Victoria Falls, y sobre lo que hablaré otro día.

Uno debe elegir qué país elige para pernoctar durante su visita a las cataratas, pero la visión de estas desde ambos países es, bajo mi punto de vista, obligado. La ciudad de Victoria Falls, en Zimbabue (mi opción) está creada artificialmente para el turismo y por lo tanto está más cerca y es más accesible. La opción zambiana es Livingstone, a unos 11km de las cataratas, pero en cambio con mucha más historia y personalidad que su vecina de Zimbabue. Desde este último país, un paseo de unos dos kilómetros permite llegar al famoso puente sobre el cañón del río Zambezi y a la entrada del Parque Nacional desde donde ver la caída del agua en todo su esplendor, al otro lado del río.

Zambia, por su parte, cuenta con su propio Parque Nacional, pero la visión desde aquí es la de río antes de caer, y la visión de las Cataratas es un poco más limitada. Sin embargo, el lado zambiano cuenta con algo impagable: la isla de Livingstone y las famosas “Devil's pools”, donde a uno, literalmente, se le corta la respiración. Estas piscinas del Diablo permiten al asustado turista tirarse a unas pozas de agua a un metro del salto del agua (110 metros de altura, recordemos), y frenar su cuerpo empujado por la corriente en unas roquitas justo antes del borde. Una mujer estadounidense que estaba a mi lado me aseguró que en su país algo así de arriesgado estaría totalmente prohibido. Tal es así que el guía que te lleva a las piscinas el diablo te indica a saltar en el lugar adecuado, lejos de la corriente, si no quiere acabar en el Índico sin necesidad de pasaporte, aseguró.

Para aficionados a los pasos fronterizos como el que escribe, el puente sobre el Zambezi es un top ten de fronteras raras. Los edificios de los puestos fronterizos están como un kilómetro antes del puente, y es justo a mitad del mismo cuando se marca oficialmente la entrada y salida de un país a otro. Pero como quiera que sea que el puente es de donde los turistas enajenados se tiran sujetos por una cuerda en los tobillos, la policía permite pasar el control de la frontera simplemente diciendo “Bridge!” (“Puente”) y volver a entrar al rato, como si nada.

Kaylee y Audrey, dos tias geniales
Vista desde el lado zambiano

Me costó imaginar cómo serán las cataratas en la época de lluvias



 Todo en las Cataratas Victoria es mágico: la caída del agua, el cañón, su historia, su política, sus atardeceres, su magnetismo para turistas de todo el mundo y, por supuesto, su atractivo como lugar para deportes extremos, aunque eso lo dejaremos para el siguiente post

1 comentario:

  1. Alli estuve en el 1993 y por las cataratas caía agua a lo bestia ¿Será el cambio climático?

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Gracias por comentar mi blog. Gente como tú hace que siga teniendo ganas de seguir escribiendo y me da fuerza para continuar con mi viaje.