En contraste con la manera en la que
Namibia me había recibido, tratado y despedido, la primera impresión
de Botsuana fue ciertamente desagradable. Wilson, el guía turístico
de Zimbabue que venía de hacer unos negocietes en Namibia, fue el
encargado de recogerme en Windhoek y cobrarme una ridícula cantidad
por el viaje de 12 horas entre la capital namibia y Maun,
ya en Botsuana. Sobre el viaje sólo comentaré que lo que parecía
una generosidad ilimitada recogiendo a todo aquel autoestopista que
apareciera en la carretera se convirtió en un buen negocio, pues al
parecer el autoestop aquí no es gratis,
sino que se paga una cantidad pactada de antemano y que suele ser la
mitad de lo que cuesta el trayecto en bus local.
Wilson calculó su trayecto hasta
Zimbabue pensando en el paso fronterizo de su país, lo que suponía
que a mí me dejaba en Maun sobre las 12 de
la noche. Para entonces, yo ya había conseguido reservar una tienda
de campaña en el Audi Camp, que mi infalible Lonely Planet califica
como “el establecimiento para mochileros más económico de la
ciudad”. Parece que en los últimos años los mochileros se
hicieron ricos y Audi Camp se convirtió en un resort de lujo que me
cobró por mi “deluxe tend” lo que acostumbro a pagar por 8
noches en otros sitios. Pero dadas las horas que eran, no tuve más
opción. Eso sí, nunca me había alojado en una tienda de campaña
con dos camas enormes, tocador y baño completo dentro de la tienda.
Al día siguiente di con mi mochila en
el sitio que de verdad me corresponde, el Old Bridge Backpackers, un
lugar encantador al lado del río, con una
animado bar donde algunos borrachos lo estuvieron durante los 3 días
que estuve allí y de donde salen los que
sin duda son los viajes al delta del Okavango más baratos de la
zona.
¿Botsuana? ¿Delta del Okavango?
Supongo que para muchos Botsuana es el lugar donde nuestro campechano monarca se rompió la cadera cazandoelefantes. Y eso no es casualidad, ya que con el descubrimientos de
unas minas de diamantes hace unos años, este país del tamaño de
España y poco más de millón y medio de habitantes se posicionó
como destino exclusivo para turistas, resorts de lujo y safaris
privados. El mayor atractivo del este país lleno de vacas (uno de
los mayores exportadores de vacuno del mundo) es el Delta del
Okavango. El delta se origina cuando el caudaloso río Okavango,
proveniente de Angola, se dispersa en forma de D e inunda unas
tierras en donde el desierto del Kalahari empieza sus dominios. Al
parecer, se trata del único delta del mundo que no está situado en
la desembocadura de un río y lo cierto es
que es un lugar espectacular.
Pero visitar el delta no es fácil, ni
desde luego barato. La mayor parte de los turista escasos de
presupuesto nos conformamos con ver el delta oriental, más cerca de
Maun (la ciudad más cercana) y no el delta norte, donde sólo un
vuelo desde Maun y poder pagarse la noche
en uno de los hoteles de lujo de la zona permite visitarlo. Pero eldelta del Okavango es el delta del Okavango y posiblemente cuando
recuerde Botsuana recordaré dos cosas que me pude sentir aquí: el
paseo en mokoro y la cercanía del hipopótamo.
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Nadie se acerca demasiado para ver al hipopótamo en acción |
El mokoro es una piragua estrecha en la
que caben apenas tres personas, hecha de madera de ébano (aunque,
como me contó uno de los guías, ya se hacen de fibra de vidrio por
motivos ambientales) y que es la manera más cómoda y práctica de
navegar por las curiosas aguas del delta. Viajar en mokoro durante
horas, entre los juncos, atravesando canales que las propias piraguas
crean a su paso, en aguas poco profundas donde cientos de especies de
aves tienen su hogar, es un placer difícil
de describir. El mokoro avanza silencioso, sigiloso, flotando sobre
unas aguas tan limpias y cristalinas que, de hecho, su pueden beber
sin problema. Uno se pregunta cómo será capaz el patrón de la
piragua de orientarse por el delta, pero lo cierto es que lo
consiguen sin dificultades y te llevan a la isla donde uno se dispone
a pasar un día en aislamiento absoluto.
Y es que la experiencia del delta debe
incluir la reclusión en alguno de los terrenos perdidos delta
adentro, donde la vida es salvaje y los animales campan a sus anchas.
Durante el día o dos que uno pasa en el interior del delta tiene que
ser auto suficiente para dormir y cocinar,
pues allí no hay, obviamente, nada. El agua para beber y cocinar se
saca del río, y sólo el fuego puede
calentar la comida. Afortunadamente, el río ofrece piscinas
naturales de agua cristalina donde, tras comprobar que los cocodrilos
o hipopótamos no las frecuentan, uno se puede dar el gusto de nadar
en agua dulce y transparente.
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Atardecer desde el mokoro |
Y, cuando llega el atardecer, el patrón
del mokoro te lleva, silenciosamente, hasta una piscina un poco más
amplia donde, salvo mala suerte extrema, espera otro plato fuerte del
lugar: el señor hipopótamo. Gordo, aparentemente torpe, con patas
cortas y piel oscura, el hipopótamo es el animal que más personasmata en África. Se trata de un animal muy agresivo, no sólo con el
ser humano si este se acerca demasiado (y ni hablar de cuando están
las crías cerca) sino con su propia especie. Al parecer, el 50% de
los hippos mueren por peleas entre ellos, y el resto simplemente de
viejos. Así que toda precaución es poca cuando uno se acerca a la
piscina donde se refrescan, antes de la puesta del sol.
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El señor hipopótamo |
Una visita breve (y barata) al delta
oriental termina con un largo paseo en una de las islas cercanas, a
la que obviamente también se accede en mokoro. Resulta
imprescindible seguir en todo momento la fila del guía, pues un
pequeño despiste y adentrarse en la zona equivocada puede suponer,
de verdad, toparse con un búfalo o un elefante, quizá con una hiena
y hasta con un león. Por fortuna, el guía explica antes del paseo
la manera de enfrentarse a todos estos animales: nunca se corre
delante de un león; se sube uno a un árbol
frente a un búfalo; y se corre en zigzag y con el viento a favor
delante de un elefante. Uno se queda mucho mas tranquilo sabiendo
esto de antemano.
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