sábado, 22 de septiembre de 2012

El Rey León se filmó en Etosha


El Parque Nacional de Etosha, en Namibia, es con justicia uno de los más conocidos de África. Si, es cierto, no he visto ningún otro parque durante mi viaje y jamás antes había ido de “safari”, pero tres días en Etosha me bastan para estar seguro de que El Rey León, si no fuera porque son dibujos animados, se habría filmado en Etosha.

La señora Cebra, omnipresente en Etosha
Porque aquí estaba Simba, sin duda, al que vi una sola vez rodeado de algún primo suyo, macho, y de cinco leonas más. Holgazaneaban bajo la sombra de un árbol, esperando quizá más refuerzos para intentar algo de caza, o quizá reposando la comida resultado de un ataque que yo me perdí. Al parecer el león come (o caza) cada quince días, y mientras tanto es quizá uno de los animales más vagos que existan.

Y allí, cerca de la manada de leones, estaba también el señor Leopardo, majestuoso y solitario. Sólo vimos uno, pero vaya nuestra suerte: nuestro guía nos aseguró que hacía dos años que no había visto uno (¡y va a Etosha casi cada semana!).
El señor Elefante, majestuoso paquidermo

Un poco más delgado que su primo el Leopardo, y sin duda más rápido (dicen que alcanza los 110km/h) estaba el señor Guepardo (uno descubra con asombro que su nombre en inglés en Chittah). A este le vimos tan to en libertad como en cautiverio, gracias a la labor de la AfriCat Foundation que recoge guepardos de granjas privadas, los cura, rehabilita y luego libera en algún parque como el de Etosha. Mientras, los turistas que quieren garantizarse ver guepardos pueden hacerlo en una de sus reservas privadas, donde el guía les localiza fácilmente gracias el gps que le han puesto en el cuello. También cuidan leones, por cierto, y verles deborar los filetes a la hora de la comida no tiene desperdicio.

Por allí andaba también el elefante, en un buen número (docenas de ellos en dos días, quizá). Con su andar cansino, su ducha diaria en las lagunas y su sentido de la familia, enternece ver a los pequeños elefantitos chapotear en las charcas o quejarse cuando mamá elefante les dice que es el momento de volver a casa.

La elegante señora Girafa
En ausencia del Búfalo (que al parecer sólo se deja ver en la temporada de lluvias ya que necesita mucha agua para sobrevivir), sólo faltaba por avistar al rinoceronte para tener la lista completa de los “Big 5” o “5 grandes”, que son el león, el leopardo, el elefante, el búfalo y el dicho rinoceronte. El Rino, casi prehistórico, impresionante, se acerca como todos a las lagunas a beber y muestra orgulloso sus dos cuernos con propiedades tan deseadas que a punto estuvieron de acabar con su especie.

El prehistórico señor Rinoceronte
Y junto a todos estos, completando el casting, el resto de protagonistas: las elegantes jirafas (temerosas de todo y todos, capaces de esperar a que todos los demás se hayan ido para acercarse a beber a las charcas, y cuando lo hacen espatarrarse de tal manera que si, hay un contratiempo, puedan salir por patas lo más rápidamente posible); las mágicas cebras (que dieron un nuevo sentido a la expresión paso de cebras cuando nos las cruzamos en la carretera y cuya piel parece pintada de manera artificial); las espantosas hienas (a las que El Rey León ha hecho mucho daño y jamás volverán a ser vistas con cariño por nadie pero es que, leches, se lo merecen por feas) y todos los demás antílopes que uno no se cansa de ver: springbooks, kurus y otro mamíferos que uno desconoce hasta su nombre y que no había visto jamás.

Etosha, por sí solo, merece una visita a Namibia. Los safaris (o “game drive” como lo llaman aquí) merecen tanto la pena que uno podría estar una semana recorriendo el parque y no repetir en ninguna de las charcas, donde por cierto es donde casi toda la actividad animal tiene lugar.

Simba, el Rey León
Inolvidable, por cierto, los “waterholes” de los camping. ¿De qué se trata? Pues ni más ni menos que una charca artificial construida justo en el límite entre los campings y el parque, acondicionado con sillas y una potente luz para que uno pueda sentirse como en el cine viendo en directo un documental sobre animales salvajes. Aunque, mejor pensado, lo que uno ve es la auténtica representación en directo de El Rey León, aunque Simba no se dejara ver jamás por la noche.  

2 comentarios:

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